En Chile, la escasez hídrica es un problema actual y que crece exponencialmente, sobre todo en las zonas más áridas: las regiones de Atacama y Antofagasta. Por ello, la desalinización del agua de mar se ha convertido en una alternativa factible y cada vez más popular para satisfacer las necesidades de agua dulce para el consumo humano y funcionamiento de la industria; verificándose al respecto un crecimiento acelerado de privados dispuestos a participar de las licitaciones públicas, con el fin de adjudicarse
las concesiones respectivas, pudiendo construir, mantener y operar las plantas desaladoras.
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